lunes, 7 de febrero de 2011

Nunca se había ido

Eran los mismo árboles de otoño, el mismo frio materializado y el mismo aire como en del Central Park de Nueva York. Las hojas caidas y el soñoliendo sonido que azota todo su cuerpo.


Y de repente aparece esa sonrisa, esos recuerdos, su aroma y las voces de fondo la hacen darse de que estaba de nuevo ahí, nunca se había ido. Y si, ella lo sabía... Amaba volver de nuevo a esa sensación.

AM

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