miércoles, 9 de febrero de 2011

A veces las cosas duelen tanto que te dejan de importar.

Supongo que hay muchas maneras de pisar el infierno. Como cuando tienes a tu madre al frente de ti y a ti te trata como si fueses la mayor hija de puta de la historia y tú acabas escuchando los latidos de tu corazón porque quieres que todo acabe mientras las cuatro paredes que te rodean te queman; pero bueno ella ya lo sabe, no para de llorar pero una lágrima más o menos ni se nota. Lo más gracioso es que ella sigue en la sala de espera de la esperanza más efimera donde.. se quiebra. A veces desea ser la niña que nunca fue pero también pretende inhalar madurez, un atentado a los recuerdos más tristes equiparados a los más bonitos. y eso hace que ella caiga una y otra vez, pero al quinta vez ni sientes el golpe y simplemente te acostumbras a ello. Y con el paso de los años desea ser más fría. Supongo que hay muchas maneras de pisar el infierno...

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