jueves, 29 de diciembre de 2011

Un mundo totalmente al revés


Si, al principio todo es más que bonito. Hablamos un par de veces sobre como son nuestras vidas, te doy mi número y espero más niña que nunca a que me llames. Quedamos en un bar sin ningún motivo alguno, sin ningún pretexto y los dos sintiéndonos especialmente torpes con las palabras. Te tiro el humo a la cara por los nervios y tu me das una patada debajo de la mesa, pero nos reímos y a partir de ahí  todo se vuelve más fácil. 
Jugamos a un no me importas demasiado y no quiero verte hasta no poder aguantar las ganas de besarnos. Y el día menos pensado te encuentro desnudo en mi cama, mi santuario propio y bromeamos sobre la necesidad de repetirlo.
Quedamos muchas veces más, al principio buscando excusas, después excusándonos por no hacerlo. Y si nos hubiésemos detenido en ese instante veríamos que todo era perfecto: la cama, la risa, el cosquilleo en la tripa, las ganas insaciables de estar juntos, el que fuésemos tu y yo  contra el mundo. Y si, en ese momento estás queriendo con la cabeza, el corazón, el humor y el sexo. 
Al principio  damos realmente importancia a los problemas y ahora nos enfadamos sin importarnos. Nos creíamos invencibles y que tu calor estaba siempre ahí para saciar mi frío, ahora mi frío es desesperadamente congelante. 
Llega el momento en que aborreces mi manera de contarte como ha ido mi día o de que no soportas mis ganas de verte o que yo ya no quiera ni escuchar tu respiración. Dejamos de ser tu y yo contra el mundo para ser tu y tu mundo en contra del mio y yo. Dejamos de apoyarnos y de ser uno solo y ahora somos dos enemigos durmiendo en la misma cama. Ya no nos decimos lo que realmente pensamos a la cara, sin querer nos enteramos porque lo contamos a nuestros colegas. Ya no confiamos el uno a otro porque hemos dejado de actuar por nosotros mismos y ahora hacemos lo que la gente a nuestro al rededor nos aconseja.  Al menos conseguiríamos fingir que el desencanto no es doloroso. Y como mínimo uno de los dos saldrá trasquilado, y no es que me acojone la posibilidad de que me hagas daño... Pero últimamente mi corazón se ha dormido y  mis grandes planes y sueños se han convertido en algo demasiado pequeño e insignificante, y esto me adsorbe de una manera que no llego a ser una cuarta parte de lo que era. Son tantas cosas que ya ni siquiera tengo ganas de querer, ni a ti ni a mi ni a nadie. 
El amor tendría que ser al revés, tendría que empezar mal y terminar bien. Uno que empezara con gritos, siguiera con caricias y terminara con besos.
Un amor totalmente al revés. Uno que no terminara. 

DC

No hay comentarios:

Publicar un comentario