Después del paso de los días supe que se había acabado. ¿Le había amado realmente alguna vez? ¿O era adicta al dolor? Al exquisito placer de querer a alguien tan inalcanzable. Y se acabó, me había desatado de él. Era libre, pero no había nada de exquisito en ello.
No hay comentarios:
Publicar un comentario