lunes, 2 de julio de 2012

Envejeces cuando dejas de perseguir tus sueños.

El viejo hombre agarró con fuerza su silla de ruedas mirando al atardecer. Cerró los ojos con firmeza. Empezó a recordar.
-La vida da muchos giros... -Empezó diciendo tristemente mientras paseaba sus manos por el posa brazos de la silla de ruedas.  -Vives una juventud plena. Creces feliz, y pasas toda tu vida creyendo que siempre será así. Hasta que un día te das cuenta de que tienes 50 años. Trabajas para mantener una familia. Te quedan más de 30 años de hipoteca. Tu trabajo te está consumiendo poco a poco. Te alejas de tus amistades. Te casas con alguien. El tiempo pasa y ya no sientes lo mismo. Tus hijos te ignoran. No puedes volver atrás, no puedes... Tu salud decae. Tu hogar ya no es cálido. Solo echas de menos los viejos tiempos. Sentir que la vida se te ha escapado entre los dedos. - Sus ojos se humedecen. -¿Sabéis? Aun recuerdo cuando podía andar. Recuerdo como caminaba con mis amigos por las colinas, el tiempo parecía no acabarse nunca. Recuerdo como el sol brillaba y solo corríamos mientras reíamos. Nada era imposible para nosotros y lo conseguíamos, todo! Corríamos como si el mundo se fuera a acabar, pero teníamos toda una vida por delante.
-Se incorporó lentamente y extendió la mano como si quisiera acariciar el cielo. -Si hubiera sabido como iban a acabar las cosas... Pero esta silla de ruedas, ni estas arrugas son las que me envejecen, envejeces cuando dejas de perseguir tus sueños y te acostumbras a esta mierda de vida.

WC

No hay comentarios:

Publicar un comentario