Ella era pura honestidad, no pretendía ser lo que no era. Se podía lo que le apetecía y decía lo que tenía que decir. No se había inventado otra persona y mucho menos un disfraz para ocultar sus debilidades... Pues sabía que nadie era lo bastante perfecto y eso no le importaba nada, amaba la imperfección.
Tenía un carácter descarado, espíritu libre y en el fondo era tan dulce que no concordaba con la primera impresión tan fría que podía llegar a dar.... Y para suerte de ella y desgracia de la humanidad, era lo bastante persuasiva.
No hay comentarios:
Publicar un comentario