sábado, 16 de febrero de 2013

La llamaban mía pero no era de nadie

Ella era pura honestidad, no pretendía ser lo que no era. Se podía lo que le apetecía y decía lo que tenía que decir. No se había inventado otra persona y mucho menos un disfraz para ocultar sus debilidades... Pues sabía que nadie era lo bastante perfecto y eso no le importaba nada, amaba la imperfección. 

Tenía un carácter descarado, espíritu libre y en el fondo era tan dulce que no concordaba con la primera impresión tan fría que podía llegar a dar.... Y para suerte de ella y desgracia de la humanidad, era lo bastante persuasiva.




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