sábado, 26 de enero de 2019

Sabados desordenados

Llevaba tanto tiempo ocupada en otras cosas que no se había dado tiempo para verse realmente a si misma. Estaba delante del espejo y decidió verse, pero no como todos los días, verse de verdad. Sus ojos era diferentes, eran grandes y expresivos. Tenía unos ojos chocolate que armonizaba bien con sus facciones, que contaban historias de madrugada. 
Se vio a si mima, con sus imperfecciones. Pero no se asustó, de hecho, justo lo contrario. Se enamoró de esa chispa que desprendía y esa dulzura. 

Se vio real. 
Se sintió real. 
Su apariencia era real y por un momento se gustó y sonrió. 

sábado, 19 de enero de 2019

A la persona que me cambió la vida

Dicen, que hay personas que tienen un brillo especial. Diferentes al resto, se ocultan entre la gente, intentando pasar inadvertidos. Seguramente, en todos estos años, te habrán pasado muchas cosas. Habrás vivido un montón de experiencias, habrás aprendido de la vida, habrás conocido un millón de lugares. Te habrás enamorado y me apuesto que te habrán gustado millones de chicas. O a lo mejor has encontrado el amor de tu vida, y si es así, me alegraría mucho por ti. Pero si hay algo que realmente tengo claro, es que como tú, pocos han luchado por sus sueños. Y eso es algo muy heroico, en un mundo que, poco a poco, pretende matar nuestras ilusiones. Por eso, creo que debo recordarte todo lo que caminaste para llegar hasta aquí y a todas las personas que les cambiaste la vida, como me a cambiaste a mí.
Que tienes talento, sabes vibrar, eres constante, seguramente lo has sido todos estos años y lo seguirás siendo ahora. Se que a veces cuesta, que el mundo se invierte y parece que todo va mal, pero eso es solo a veces. La vida no deja de ser un entrenamiento, porque tú fuiste el que me enseñaste que no hay nada que merezca la pena sin esfuerzo. "No pain, no gain" no? De eso sabes mucho. El tiempo ha pasado, 5 años ya,  pero cuando me encontré contigo ayer me di cuenta que sigues siendo el mismo. Y sin llegar a decírmelo, lo supe. Supe que estabas perdido, que algo no iba bien y que no te encontrabas en el momento de tu vida. Y cuando me lo dijiste, lo confirmé. Por eso, quiero salvarte como tu me salvaste a mi años atrás. Sigue, cree en ti, sin miedos, sin limitaciones, con serenidad y con pureza. Pero cree en ti, porque yo se que estas destinado a ser algo grande, lo dicen tus ojos, mira todo lo que has logrado, echa la vista atrás, que tu no eres como los demás, eres de los que siempre llega a la cima y de los que entran en los corazones de la gente para hacerlos mucho mejor. Mírame a mi, mira quien era yo antes y después de ti. Me cambiaste la vida, y para bien.
Por mi parte, gracias. Gracias por haberme hecho sentir el amor por primera vez en mi vida. Por la inspiración, porque has apreciado como nadie lo más valioso que tengo, esto, mis palabras, mi arte. Gracias por haber reído, llorado o haber sentido la piel de gallina cada vez que yo escribía aquí. Gracias por permitirme crecer contigo, por enseñarme a creer en mí, por valorarme a pesar de las circunstancias y por todos esos momentos de felicidad. Has llegado donde muy pocas han llegado, porque tú eres uno de ellos, de los que aunque lo intenten, no pueden ocultar su magia. Y por eso, puedes conseguir todo lo que te propongas, que tu vida tiene mucho recorrido.

Por eso tienes que creer en ti, como yo creo en ti.
Como creiste en esa chica inocente que hizo parte de tu vida años atrás.
Y no te falles.
No porque te lo debas a ti, sino porque se lo debes a todas las personas que te hemos querido.

viernes, 18 de enero de 2019

Todo lo que somos

Nuestro corazones se mueven por las cosas que son invisibles. 
Unas palabras que te toque el alma y te lleguen a lo más profundo.
Un grito contra el eco de los recuerdos, allá donde es silencio.
Nos aferramos a las palabras como si fueran todo.
Naufragamos en lo eterno y nos enamoran los detalles pequeños, sencillos y sincero.
La ausencia de palabras tiene tanto infinito como la presencia, las horas muertas.
Todos esos motivos en los que nunca te fijas.
Esas horas vacías frente el minutero.
Repetir algo en tu cabeza tantas veces que ya deja de tener sentido.
Buscar tu historia en una canción y hacerla tuya.
Llenar los huecos vacíos en una cama o la eterna espera de lo ausente.



jueves, 17 de enero de 2019

Dilo

Prométeme una cosa. 
Si quieres a alguien a alguien, díselo. 
Incluso si tienes miedo por no ser correspondido.
Incluso si tienes miedo a sentirte vulnerable, insegura y desnuda. 
Incluso si tienes miedo de que te cause problemas. 
Incluso si tienes miedo de que eso queme tu vida totalmente.
Díselo, díselo alto y claro. 
Y después, vete. 

miércoles, 16 de enero de 2019

Que te vayas

Que te vayas. A otro lugar, a otro corazón, a otros labios, a otro país, a otra casa, a otro trabajo. Que te vayas, y que te vayas bien lejos. De lo que te hace sufrir, de lo que ya está viejo, de lo que ya no usas, de lo que ya no te aúlla dentro como mil bocas de lobos en mitad de la noche. Que te vayas. Que te vayas de lo que sobra, de lo que no te empuja hacia adelante, de lo que no brilla, de lo que es rancio, de lo que sabe amargo, como el portazo que se da a un círculo que se está cerrando.  Como las despedidas que se te escapan de las manos.
Que no te empeñes en quedarte donde no te quieren, por el “tal vez”, por el “ojalá”, por el “y si mañana...”. Deja el drama, deja del lloriquear por los rincones y deja de intentar hacer algo con un amor que no te pertenece, que no te ha pertenecido nunca. Porque si, porque ya no hay edad para engañarnos a nosotros mismos, que la vida ya es muy dura para que encima nos la hagamos aún más. Que nos faltan pelotas y nos sobran motivos para largarnos. De aquí, de allí, del “ya veremos”, del “quizás más adelante”.
Y si no te vas, es porque no quieres y porque te conformas con la misma piedra en vez de buscar un precipicio. Nos impregnamos de silencio, en condescendencia nuestra y ajena, y así nos va, viviendo una vida llena de conformismos y pasados. Y luego nos preguntamos ¿por qué no merecemos un amor real? Somos tan cínicos, que nos creemos merecedores del amor así sin más, como si el amor fuera gratis, como si fuera solo recibir sin dar. Pero que más da, si somos tan cobardes que nos da miedo empezar la vida, nos da miedo apostar, por el “no quiero volver a darme un golpe”, “no quiero que alguien me vuelva a romper el corazón”. Entonces, ¿para qué vives? Para eso, quédate en tu habitación y no salgas nunca más.
Que te repito: que te compres un billete, que te alejes de lo que hiela tu corazón y que empieces a vivir ya. No mañana, no pasado mañana, no en 5 minutos, no después del trabajo. Que empieces a vivir tu puta vida ya. Y que te alejes hasta de la sombra de tu sombra, de la opinión de la gente, de las preguntas que no tienen respuesta y que nunca tendrán, del silencio incómodo, del veneno y de los corazones vacíos. Espero que busques y que encuentres, sea lo que sea que te de vida, una canción, un amor, un pasatiempo o una ciudad nueva. Espero que no tengas una vida vacía, una vida a medias y que ante la duda, siempre arriesga, porque es mejor arrepentirse de lo que hicimos, que de lo que no.
Es más, espero que te choques, que te des, no uno, sino muchos golpes. Que caigas, que llores y luego, con dos cojones, te levantes. Porque así es como realmente se aprende en esta vida. Así es como aprendemos a valorar y así es como crecemos. Y espero que todas las decisiones las tomes siendo consciente de ello.

Por que la verdad es que si te quedas, si eliges esconderte, protegerte, si eliges ser cómodo y si pretendes que las cosas te caigan del cielo, entonces ya estás muerto en vida, y de ahí no sales.

Y si no sales de ahí, té lo prometo, te lo pierdes.

Porque si hay algo que no tiene vuelta atrás, es la vida.

sábado, 12 de enero de 2019

decirte adiós.

Dicen que a lo largo de nuestra vida tendremos un amor que perderemos. Alguien con quien sientes una conexión instantánea tan mágica que las fuerzas de la química se escapan de la razón. De amor nadie se muere, pero te juro que una parte de mi se fue contigo cuando te deje ir. Hay millones de tipos de adiós, pero el peor de todos es aquel que genera una guerra contigo mismo, nadando a contra corazón. Pero en ocasiones es necesario alejarse, porque la otra persona tiene que aprender cosas, cosas que nunca aprenderá si te quedas a su lado.
Hoy he vuelto a ver todas nuestras fotos, hoy he vuelto a recordar tantos momentos contigo. Cuando se detenía en medio de las calles de Madrid para besarme, despertarme en medio de la noche y ver que estaba ahí y sentir que éramos reales, esos nervios tontos que me aparecían 15 minutos antes de que llegara de su trabajo, o aquel atardecer en esa playa que nunca llegué a aprender su nombre. No aprendí muchas cosas de ti, pero si aprendí que preferirías algo dulce a algo salado, que tu plan perfecto es estar en casa entre sábanas viendo alguna película y que te enfada que la gente que vaya andando por la calle como si estuvieran solos.
 También he vuelto a leer nuestras conversaciones y me imagino que nunca estuvo lo suficientemente ciego como para no ver más allá de sí mismo. Que tenía una chica delante tan loca por el que estaba dispuesta a todo. Pero yo no era la persona para él, yo no podía quedarme ahí, ese no era mi lugar.  Pero nunca supo verlo, no pudo apreciar mi valor y claro... yo no podía permitir eso.
Algún día, si las estrellas se alinean, alguien le hablará de mi y entonces quizás se dará cuenta que no me mueve cualquier chico y que no paro mi vida por cualquiera. Y entonces se preguntará ¿por qué si lo hice con el? Ese día, ya hará tiempo que me habré ido. Y habrá sido necesario porque al final uno no es consciente de las cosas hasta que son pasado.
Aunque supiera la verdad tras sus ojos, aunque supiera perfectamente porque el destino había querido cruzarle a él en mi camino. El todavía tenía que aprender algunas cosas de la vida y yo no podía conducirle a enseñárselas, sólo el podía dar con las respuestas. Al fin y al cabo estamos vivos para eso, para aprender lecciones. ¿Qué sería de nosotros si no pudiéramos evolucionar? Sé que algún un día lo entenderá y verá todo esto como algo muy distinto, algo que era necesario. Hasta entonces, me guardará en un rincón de su mente y seré otra historia más para contar en cualquier bar. Solo con una diferencia, en el fondo sabrá que lo nuestro fue real. El decía que aunque fuéramos muy diferentes a su vez éramos muy parecidos. Y no le faltaba razón, porque había algo entre el y yo muy paralelo, una forma de hacer, de ver las cosas, incluso de traducir la vida. Supongo que caminamos en la misma dirección, solo que el vivía en Marte y yo en Plutón.
 A veces imagino que nunca ardió Troya y que es posible alejarse de alguien para darle perspectiva. Sin dolor, sin tener que decir adiós, sin alejar a alguien de tu vida. A veces... solo a veces. Y como es solo a veces, hasta lo llego a soportar. Sin embargo no dejo de preguntarme ¿y si estoy dejando detrás a la persona de mi vida? Pero luego me auto respondo "el mundo sigue siendo un círculo cuando el toma una dirección y yo otra".