miércoles, 16 de enero de 2019

Que te vayas

Que te vayas. A otro lugar, a otro corazón, a otros labios, a otro país, a otra casa, a otro trabajo. Que te vayas, y que te vayas bien lejos. De lo que te hace sufrir, de lo que ya está viejo, de lo que ya no usas, de lo que ya no te aúlla dentro como mil bocas de lobos en mitad de la noche. Que te vayas. Que te vayas de lo que sobra, de lo que no te empuja hacia adelante, de lo que no brilla, de lo que es rancio, de lo que sabe amargo, como el portazo que se da a un círculo que se está cerrando.  Como las despedidas que se te escapan de las manos.
Que no te empeñes en quedarte donde no te quieren, por el “tal vez”, por el “ojalá”, por el “y si mañana...”. Deja el drama, deja del lloriquear por los rincones y deja de intentar hacer algo con un amor que no te pertenece, que no te ha pertenecido nunca. Porque si, porque ya no hay edad para engañarnos a nosotros mismos, que la vida ya es muy dura para que encima nos la hagamos aún más. Que nos faltan pelotas y nos sobran motivos para largarnos. De aquí, de allí, del “ya veremos”, del “quizás más adelante”.
Y si no te vas, es porque no quieres y porque te conformas con la misma piedra en vez de buscar un precipicio. Nos impregnamos de silencio, en condescendencia nuestra y ajena, y así nos va, viviendo una vida llena de conformismos y pasados. Y luego nos preguntamos ¿por qué no merecemos un amor real? Somos tan cínicos, que nos creemos merecedores del amor así sin más, como si el amor fuera gratis, como si fuera solo recibir sin dar. Pero que más da, si somos tan cobardes que nos da miedo empezar la vida, nos da miedo apostar, por el “no quiero volver a darme un golpe”, “no quiero que alguien me vuelva a romper el corazón”. Entonces, ¿para qué vives? Para eso, quédate en tu habitación y no salgas nunca más.
Que te repito: que te compres un billete, que te alejes de lo que hiela tu corazón y que empieces a vivir ya. No mañana, no pasado mañana, no en 5 minutos, no después del trabajo. Que empieces a vivir tu puta vida ya. Y que te alejes hasta de la sombra de tu sombra, de la opinión de la gente, de las preguntas que no tienen respuesta y que nunca tendrán, del silencio incómodo, del veneno y de los corazones vacíos. Espero que busques y que encuentres, sea lo que sea que te de vida, una canción, un amor, un pasatiempo o una ciudad nueva. Espero que no tengas una vida vacía, una vida a medias y que ante la duda, siempre arriesga, porque es mejor arrepentirse de lo que hicimos, que de lo que no.
Es más, espero que te choques, que te des, no uno, sino muchos golpes. Que caigas, que llores y luego, con dos cojones, te levantes. Porque así es como realmente se aprende en esta vida. Así es como aprendemos a valorar y así es como crecemos. Y espero que todas las decisiones las tomes siendo consciente de ello.

Por que la verdad es que si te quedas, si eliges esconderte, protegerte, si eliges ser cómodo y si pretendes que las cosas te caigan del cielo, entonces ya estás muerto en vida, y de ahí no sales.

Y si no sales de ahí, té lo prometo, te lo pierdes.

Porque si hay algo que no tiene vuelta atrás, es la vida.

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