sábado, 12 de enero de 2019

decirte adiós.

Dicen que a lo largo de nuestra vida tendremos un amor que perderemos. Alguien con quien sientes una conexión instantánea tan mágica que las fuerzas de la química se escapan de la razón. De amor nadie se muere, pero te juro que una parte de mi se fue contigo cuando te deje ir. Hay millones de tipos de adiós, pero el peor de todos es aquel que genera una guerra contigo mismo, nadando a contra corazón. Pero en ocasiones es necesario alejarse, porque la otra persona tiene que aprender cosas, cosas que nunca aprenderá si te quedas a su lado.
Hoy he vuelto a ver todas nuestras fotos, hoy he vuelto a recordar tantos momentos contigo. Cuando se detenía en medio de las calles de Madrid para besarme, despertarme en medio de la noche y ver que estaba ahí y sentir que éramos reales, esos nervios tontos que me aparecían 15 minutos antes de que llegara de su trabajo, o aquel atardecer en esa playa que nunca llegué a aprender su nombre. No aprendí muchas cosas de ti, pero si aprendí que preferirías algo dulce a algo salado, que tu plan perfecto es estar en casa entre sábanas viendo alguna película y que te enfada que la gente que vaya andando por la calle como si estuvieran solos.
 También he vuelto a leer nuestras conversaciones y me imagino que nunca estuvo lo suficientemente ciego como para no ver más allá de sí mismo. Que tenía una chica delante tan loca por el que estaba dispuesta a todo. Pero yo no era la persona para él, yo no podía quedarme ahí, ese no era mi lugar.  Pero nunca supo verlo, no pudo apreciar mi valor y claro... yo no podía permitir eso.
Algún día, si las estrellas se alinean, alguien le hablará de mi y entonces quizás se dará cuenta que no me mueve cualquier chico y que no paro mi vida por cualquiera. Y entonces se preguntará ¿por qué si lo hice con el? Ese día, ya hará tiempo que me habré ido. Y habrá sido necesario porque al final uno no es consciente de las cosas hasta que son pasado.
Aunque supiera la verdad tras sus ojos, aunque supiera perfectamente porque el destino había querido cruzarle a él en mi camino. El todavía tenía que aprender algunas cosas de la vida y yo no podía conducirle a enseñárselas, sólo el podía dar con las respuestas. Al fin y al cabo estamos vivos para eso, para aprender lecciones. ¿Qué sería de nosotros si no pudiéramos evolucionar? Sé que algún un día lo entenderá y verá todo esto como algo muy distinto, algo que era necesario. Hasta entonces, me guardará en un rincón de su mente y seré otra historia más para contar en cualquier bar. Solo con una diferencia, en el fondo sabrá que lo nuestro fue real. El decía que aunque fuéramos muy diferentes a su vez éramos muy parecidos. Y no le faltaba razón, porque había algo entre el y yo muy paralelo, una forma de hacer, de ver las cosas, incluso de traducir la vida. Supongo que caminamos en la misma dirección, solo que el vivía en Marte y yo en Plutón.
 A veces imagino que nunca ardió Troya y que es posible alejarse de alguien para darle perspectiva. Sin dolor, sin tener que decir adiós, sin alejar a alguien de tu vida. A veces... solo a veces. Y como es solo a veces, hasta lo llego a soportar. Sin embargo no dejo de preguntarme ¿y si estoy dejando detrás a la persona de mi vida? Pero luego me auto respondo "el mundo sigue siendo un círculo cuando el toma una dirección y yo otra". 

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