jueves, 17 de enero de 2013

Y no escribo el remitente por no dejar mis huellas

Cosas que se quedan a medio camino, entre un quizá y un no sabemos como podría ser. Dudas que se quedaron flotando entre las manos, como todos aquellos susurros a media luz, como todas aquellas sonrisas inesperadas mientras las luces de la ciudad se iban durmiendo. Momentos instantáneos que te sacan sonrisas incluso cuando no te lo esperas. Ojalá todo fuese más fácil, como en los libros en los que la práctica es tan sencilla como aplicar la teoría. Pero la verdad es que no paro de hacerme millones de planteamientos, y ni llego a la conclusión de lo que está bien y lo que  esta mal, si realmente me hará daño o me estoy impidiendo descubrir nuevas fronteras. Porque a la hora de la verdad no puedo evitarlo y las cosas que me han pasado no me deja quedarme tranquila, puede que sea mi problema y sea muy desconfiada y al final lo estropee, como lo hago muchas veces o también puede ser que mi instinto protector y desconfiado lleve la razón.

Son nuestros impulsos los que deciden por donde debemos seguir... y al final llegas a ese momento en el que no sabes si esta mal o esta bien, solo te importa que te hace suspirar.





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